Reconocer y expresar nuestras emociones
No existe persona que no tenga todo un contenido de información emocional, ya que estas están ligadas a todo lo que hacemos, lo que vemos, oímos, olemos, etc. Es decir, están presentes en toda nuestra dinámica de existencia y muchas veces las vemos y reconocemos en nosotros mismos; podemos ser capaces de decir “estoy triste”, “que frustrante es esto”, “que alegría” o “cuanto miedo”. Sin embargo, no todos somos capaces de percibir estos matices en nuestros estados emocionales, ya sea porque podemos sentirnos abrumados al aproximarnos a estos contenidos o porque son tan intensos e impactantes que nuestra mente se cierra a ellos para no afectar el “equilibrio” que experimentamos en nuestra vida.
Es importante considerar que aunque no deseemos o no nos sea posible reconocer y expresar nuestras emociones, éstas no van a desaparecer. Ellas seguirán allí, creciendo y tomando fuerza cada día que pasemos sin darles el lugar que necesitan en nuestra psique.
Si no las vemos, reconocemos, aceptamos y expresamos, ellas buscarán otra salida, bien sea a través de una explosión emocional cuando menos nos lo esperemos, de un importante malestar psíquico, o a través del cuerpo, es decir, de la enfermedad. Cuando llegamos a este último punto, en el cual el cuerpo grita lo que la mente no puede decir, puede resultar difícil dar una vuelta atrás.
Debemos prestar atención en donde colocamos toda la carga emocional que podemos llegar a experimentar día a día, a lo largo de nuestra vida. Si no la colamos afuera, inevitablemente, sin darnos cuenta, la colocaremos dentro y las consecuencias de esto pueden ser impredecibles.
Es por esto que es importante hacer un esfuerzo por detenernos a revisar las emociones que experimentamos:
¿Qué siento?
¿Tristeza, angustia, molestia, rabia, dolor?
Elaborarlas
¿Por qué experimento esto?
¿De dónde viene?
¿A qué se debe?
Darles forma y finalmente expresarlas, bien sea a un amigo, un familiar, un colega o un profesional de la salud mental, nos permitirá organizarnos internamente y darle salida a aquello que contenemos y que no debemos dejar que nos domine o que pase completamente desapercibido.
¡Debemos hacernos responsables de nuestras emociones!
Psi. Carla Márquez
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