La velocidad de la vida que llevamos es cada vez más rápida y abrumadora. Siempre estamos apurados y bajo presión, con poco tiempo para disfrutar del momento, de nosotros mismos o de nuestro entorno.
Aunque nuestra sociedad reconoce la importancia de mantener nuestra salud, no siempre podemos escapar al hecho de que ésta se ve afectada por los agentes externos con los que interactuamos, provocando su deterioro.
Elementos negativos como el estrés, la depresión, el uso prolongado de antibióticos, la radiación, la quimioterapia, etc., afectan directamente a nuestro sistema inmunitario y alteran nuestra flora intestinal.
Por ello, aunque sea difícil contrarrestar y detectar estos elementos en muchas circunstancias, es importante llevar una dieta equilibrada y completa. Hay dos componentes esenciales en nuestra dieta: los probióticos y los prebióticos.
Importancia de los probióticos
Los probióticos son microorganismos comparables a los que se encuentran de forma natural en nuestra flora intestinal. Ayudan a mejorar la salud manteniendo el equilibrio de la flora y aumentando las defensas. Estas bacterias se encuentran sobre todo en los alimentos fermentados como el yogur, el queso, el kéfir, el chocolate negro, etc.
Los probióticos son capaces de gestionar este desequilibrio microbiano debido a su función en la disbiosis intestinal al potenciar la población de determinadas bacterias beneficiosas, moderar los procesos inflamatorios, mantener la integridad de la barrera intestinal.
Los probióticos se diferencian de los prebióticos en que incluyen organismos vivos, a menudo cepas específicas de bacterias que se suministran directamente a la población de microorganismos beneficiosos del intestino.
Los probióticos, al igual que los prebióticos, pueden obtenerse tanto de la dieta como de los suplementos. El yogur es quizá el alimento probiótico más utilizado.
Se produce mediante la fermentación de la leche con diversos microorganismos que permanecen en el producto final. Los probióticos también pueden encontrarse en alimentos fermentados con bacterias, como el chucrut, la kombucha y el kimchi.
Los suplementos probióticos también incluyen organismos vivos. Una sola dosis puede contener una sola cepa de gérmenes o una combinación de bacterias. Las empresas de suplementos probióticos, al igual que las de suplementos prebióticos, promueven tratamientos para dolencias concretas como el síndrome del intestino irritable.
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