Las personas, a veces, pueden ver el cambio de hábito de una forma desmotivadora debido a la cantidad de factores que se deben modificas, ya sea en relación a alguna patología o por prevención.
Si bien es cierto que estos cambios suelen estar acompañados de un trabajo exhaustivo que la persona deberá realizar, la relación positivo – negativo es bastante favorable para cualquiera que quiera entrar en una dinámica cómo esta.
Para llevar a cabo estos cambios no basta únicamente una conversación con nuestro psicólogo o nuestro nutricionista, pues son diversos factores a tomar en cuenta que ellos no podrán proveerle a la persona, ya que dentro del juego también entra un trabajo personal.
La motivación
Es el combustible que necesitarás a lo largo de este trayecto en busca de alcanzar un cambio de hábito positivo en tu vida. La motivación viene escondida en cada situación que nos encontramos en nuestro día a día, como bien puede ser una conversación con un amigo, una situación personal o una charla con nuestro doctor.
Realizar un cambio de hábito no debe relacionarse siempre con una enfermedad que hay que combatir, sino que también puede realizarse por motivos personales o de prevención.
Existen dos tipos de motivación que la persona deberá tomar en cuenta a la hora de analizar los pros y contras de llevar a cabo un cambio de hábito:
Motivación negativa
Es el ‘patito feo’ del nicho de la motivación. En ella se encuentran factores cómo la mala percepción de uno mismo, el miedo a enfermarse, etc.
Esta clase de motivación no es sostenible en el tiempo, puesto que el peso que ésta tenga sobre aquello que sí es positivo dará paso a que dejemos de realizar el cambio de hábito porque no necesariamente estará satisfaciendo nuestros deseos.
Motivación positiva
Es el enfoque correcto a tomar en consideración y esta será la que acompañe a la motivación negativa a llevar a cabo el cambio que deseamos en nuestra vida. El cambio no puede ser realizado sin la cooperación de ambos tipos de motivación.
En la motivación positiva podemos encontrar la propia voluntad de salir de un mal hábito, lo cual es lo que toda persona debe tener para combatir contra los pensamientos negativos y de dejadez.
El cambio de hábito no solo indica perder peso y cambiar nuestro físico o cambiar la manera en la que percibimos las cosas. El cambio de hábito aplica para todo aquello que encontramos en nuestra vida cotidiana y, a su vez, estas cosas también serán motivantes extras para realizar el cambio.
Factores como las relaciones sociales y familiares son ingredientes esenciales en todo cambio, esto debido a que por naturaleza somos individuos que se dejan llevar mucho por lo que vemos y lo que oímos y nuestros amigos y familiares forman parte importante en nuestra vida, lo que hará que todo lo que venga por parte de ellos tendrá más peso en nosotros.
No importa la edad que tengas, siempre estás dentro de la posibilidad de realizar un cambio y eso no lo podrás intentar negar porque tu cerebro es el órgano que mejor sabe eso.
Los hábitos no son más que ciclos que ocurren siempre en nuestra vida, siempre cambiarán y siempre volverán, lo que importa es saber qué hábitos son buenos y qué hábitos son malos para nuestra vida y tener la voluntad de erradicarlos de nosotros.
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