Con este tipo de alimentación, lo primero que queremos, es  limitar el efecto de la inflamación molecular, y lo hacemos mediante una respuesta metabólica muy básica. Cuando producimos cuerpos cetónicos, especialmente beta hidroxibutirato, se bloquea una enzima que causa la inflamación, por lo tanto, no habrá más inflamación como resultado.

Además, funciona de otra manera sorprendente porque nuestro cuerpo tiene un sistema antioxidante endógeno que trabaja para suprimir todos los radicales libres que se generan. 

Suprimimos los radicales libres estimulando la síntesis de estos antioxidantes endógenos, es decir, en este tipo de dieta: 

  • Se reduce la inflamación
  • Es antitumoral
  • Es anticancerígena
  • El sistema inmunitario responde eficazmente a los cuerpos cetónicos.

Además, como los cuerpos cetónicos se producen a partir de las reservas de grasa, una dieta cetogénica ayuda sustancialmente a la reducción de peso. 

Esto implica que cuando comemos grasas, éstas viajan directamente a las neuronas como energía. A continuación, la grasa que movilizamos en nuestro cuerpo se utiliza para generar más cuerpos cetónicos, lo que implica que nuestro cuerpo está comiendo sin que nos demos cuenta.

¿Pierdes músculo con una dieta cetogénica?

No, no es así. 

Según las investigaciones, nuestros cuerpos sensibilizan a las hormonas anabólicas para la creación de masa muscular cuando nos ejercitamos y seguimos una dieta cetogénica. Como resultado, los pacientes que siguen una dieta cetogénica producen la misma cantidad de masa muscular que los que siguen una dieta hipercalórica.